En esto se le acercó un leproso y se postró ante él, diciendo: —Señor, si quieres, puedes limpiarme.(San Mateo 8:2)
Hay una realidad en nuestras vidas, la misma que hubo en este leproso, conocía a Dios y su poder para sanar a otras personas enfermas, pero cuando se trata de el mismo, de su enfermedad, de su necesidad, tenía dudas en cuanto a que si Dios quería o no suplir y responder esa petición. En otras versiones dice esto:Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?. Te digo algo, si Dios dio a su único y amado hijo Jesucristo, por amor, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? La respuesta que le dio al leproso con respecto a su petición es, QUIERO, sé limpio, y al instante su lepra desapareció. Dios sigue deseando mostrar su poder respondiendo a tus necesidades y peticiones,con un QUIERO.
Hay una realidad en nuestras vidas, la misma que hubo en este leproso, conocía a Dios y su poder para sanar a otras personas enfermas, pero cuando se trata de el mismo, de su enfermedad, de su necesidad, tenía dudas en cuanto a que si Dios quería o no suplir y responder esa petición. En otras versiones dice esto:Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres hacerlo?. Te digo algo, si Dios dio a su único y amado hijo Jesucristo, por amor, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? La respuesta que le dio al leproso con respecto a su petición es, QUIERO, sé limpio, y al instante su lepra desapareció. Dios sigue deseando mostrar su poder respondiendo a tus necesidades y peticiones,con un QUIERO.
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