lunes, 21 de agosto de 2017

DAME MI BOLETO

 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba...Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.(Génesis 32:24 y 26)
El libro de Efesios menciona que hay innumerables promesas para tu vida, que Dios ya te bendijo con toda clase de bendición en los lugares celestiales. Pero las promesas no se reciben, esperando sentados a que caigan del cielo. Las promesas se reclaman en oración, clamor y creyendo que lo vas a recibir. La palabra menciona que el que pide, es el que recibe. Si tuviéramos la insistencia de Jacob que lucho toda la madrugada para recibir su bendición y la de la viuda que recibió justicia, posiblemente estarías a un paso de recibir y vivir, no solo una promesa, sino dos.

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