Cuando no hay luces ni micrófonos encendidos para cantar, para predicar, cuando no hay personas a quienes recibir en la entrada de la puerta de una iglesia, cuando no hay alumnos a quienes enseñar la palabra, cuando no hay personas que escuchen y sean ministrados al sonido del instrumento que ejecutas, cuando no hay niños a quienes enseñar en una escuela dominical, cuando no hay obras de especiales donde actuar, cuando no hay nadie que nos pueda ver sirviendo o haciendo algo. Que nos queda por hacer? Lo que siempre tuvimos que hacer: SER
-Ser hijos de Dios que honran al Padre
-Ser uno con el Padre
-Ser fiel discípulo de Jesús
-Ser verdaderos adoradores en espíritu y en verdad
-Ser predicadores de la palabra a tiempo y fuera de tiempo
-Ser hacedores de palabra y no ser solo oidores olvidadizos
-Ser por sobre todo guiados por el Espíritu Santo PARA SABER QUE HACER.
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