jueves, 7 de septiembre de 2017

EL PODER DE LA DECISION

Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligara a contaminarse.(Daniel 1:8)
Nada ni nadie te obligará a contaminarte, cuando Dios ve tu corazón predispuesto a darle lo mejor y a no contaminarse con las porciones o parte del mundo. Dios mismo se encargará de tocar los corazones de tus jefes, compañeros, parientes para que te respeten y se den cuenta que obedecer y buscar agradarle a Dios, te hace mejor que todos. Esa diferencia será notoria en todos los aspectos de tu vida.

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