Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: “A Abraham tenemos por padre”, porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.(San Mateo 3:8-9)
No es por tradición, no es por costumbre, no es por linaje o herencia, no es por pertenecer a una determinada denominación eclesiástica, es lo que Juan el Bautista estaba proclamando. Ese mismo mensaje Dios nos sigue dando hoy. Para entrar al Reino de los cielos debemos de arrepentirnos, cada uno de nosotros. Y ese arrepentimiento se tiene que evidenciar en tu diario vivir, decisiones, acciones. Si es remordimiento volverás a lo mismo una y otra vez. Arrepentimiento es dejar atrás, cambiar de dirección. Antes ibas en pos del pecado, pero hoy corres a los brazos del único que puede satisfacer genuinamente tu alma y vida, Jesús.
No es por tradición, no es por costumbre, no es por linaje o herencia, no es por pertenecer a una determinada denominación eclesiástica, es lo que Juan el Bautista estaba proclamando. Ese mismo mensaje Dios nos sigue dando hoy. Para entrar al Reino de los cielos debemos de arrepentirnos, cada uno de nosotros. Y ese arrepentimiento se tiene que evidenciar en tu diario vivir, decisiones, acciones. Si es remordimiento volverás a lo mismo una y otra vez. Arrepentimiento es dejar atrás, cambiar de dirección. Antes ibas en pos del pecado, pero hoy corres a los brazos del único que puede satisfacer genuinamente tu alma y vida, Jesús.
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