Pedro les dijo: —Ustedes saben que va en contra de nuestras leyes que un hombre judío se relacione con gentiles o que entre en su casa; pero Dios me ha mostrado que ya no debo pensar que alguien es impuro o inmundo. Por eso, sin oponerme, vine aquí tan pronto como me llamaron...(Hechos 10:28-29 NTV)
Pedro, al igual que cada de uno de nosotros, tenia conceptos de algunas personas, que finalmente terminan en una sola cosa, sentencia porque son impuras, inmundas, inmerecedoras de la gracia de Dios. Sentenciamos a los que son drogadictos, a los borrachos, a la chismosa del barrio, a los que son infieles a su pareja, a los que no hacen lo mismo que nosotros, a los que no tienen nuestros mismos gustos. Pero Dios te va a enseñar que él no hace acepción de personas, va derramar de su amor y compasión de manera que le puedas hablar a ellos las buenas nuevas y reciban el mismo regalo que recibiste alguna vez, la misericordia, el perdón, la salvación y su Espíritu Santo.
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