Amasías, fue a la guerra, con la ayuda de Dios, contra los hijos de Seir, obteniendo plenamente la victoria sobre ellos. Pero, lo que hizo a continuación me impresiona en sobre manera: Trajo consigo los dioses de los hijos de Seir, los tomó por dioses suyos, los adoró y les quemó incienso. ¿Que necesidad había de cambiarle a Dios?. Si, en esa misma guerra se evidenció que con la ayuda de Dios había victoria y con la ayuda de los dioses e ídolos, derrota. Si vemos el resultado de las personas que no le tienen a Dios como su Dios, porque insistimos en seguir y adorar lo mismo que ellos adoran. En este punto no se refiere solamente a imágenes, se trata de todo aquello que ocupa el primer lugar en tu vida, que tendría que ser Dios, por eso el salmos 115:4-8, dice: Los ídolos de esas naciones son objetos de oro y plata; ¡son hechura humana! ¿Y qué es lo que tienen? Una boca que no habla, y ojos que no ven; orejas que no oyen, y narices que no huelen; manos que no tocan, y pies que no andan; garganta tienen, ¡pero no emiten ningún sonido! Iguales a esos ídolos son quienes los hacen y quienes confían en ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario