Cada vez que leo la historia de este rey de Judá, me sorprende cada línea de los sucesos ocurridos con el y con su pueblo. En esta ocasión vinieron en su contra 3 diferentes pueblos y por más que le asaltó el temor, este rey se humilló, clamó a Dios, declaró su confianza en su poder y además le hizo recordar la promesa que había anunciado en el tiempo de Salomón al culminar el templo; finalmente, reconoció que no tenía la fuerza ni la más pálida idea de saber que hacer. Esto es lo que debemos de hacer todo el tiempo, no sólo cuando se aparezcan cosas demasiados gigantes para nosotros, debemos declarar que no podemos ser auto-suficientes y fuertes con nuestras propias fuerzas. Deja en manos del Todopoderoso y Soberano Dios cada una de las situaciones por las que estas atravesando, entonces, darás lugar a ver la mano poderosa de Dios obrando a favor tuyo. Por favor recuerda lo que dice la biblia, que su poder se perfecciona en tu debilidad en el momento que lo confesas.
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